*Milton lleva nueve meses mostrando su baile en distintos cruceros de la capital poblana; durante aproximadamente 40 segundos mueve sus pies al compás de dos títeres tamaño humano que le acompañan
Jaime López
Puebla, Pue.- El movimiento de sus caderas sobre el asfalto es notorio, lo ejecuta cuando decenas de monstruos de metal que abundan por la ciudad disminuyen sus rugidos, debido a que se ha puesto la luz roja del semáforo.
Se trata de Milton Palacios, un mochilero originario de Colombia, que durante nueve meses ha mostrado su agilidad dancística en distintos puntos de la capital poblana.
“Sí he notado que en Puebla valoran mucho el arte, hasta ahora me he quedado acá, porque es muy tranquilo”, menciona el creador urbano luego de haber ejecutado la última coreografía de su día.
Una de las peculiaridades que convierten a Milton en un atractivo hombre-espectáculo o “showman” de la ciudad es la dupla de títeres tamaño humano que lo acompañan.
La peluca rubia de una y el bisoñé pelirrojo de la otra resaltan el atuendo negro del artista callejero que ha encontrado en Puebla una plataforma para mostrar su ingenio.
Para coordinar los movimientos de los títeres, Milton diseñó un sistema articulado de tubos, los cuales pesan aproximadamente cinco kilos. Un poco menos si se toma en cuenta los gramos de la tela y los rellenos de las muñecas.
“Esto lo aprendí en Chile, cuando estaba cruzando por Chile, y desde entonces lo vengo haciendo así de país en país”, dice sin perder la sonrisa que caracteriza cada una de sus rutinas.
El creativo sudamericano revela que no es afecto a ponerle nombres a sus “acompañantes”; lo que sí dice abiertamente es que para darles vida tardó alrededor de dos meses e invirtió el equivalente a tres mil pesos mexicanos.
Son alrededor de 40 segundos con los que cuenta Milton para mover sus pies al ritmo de la música que sale de la bocina instalada cerca de su escenario itinerante.
Los sonidos del merengue que se escuchan entre la luz roja y la luz verde son ejecutados de manera natural por el mochilero poblano de adopción, quien también conoce del manejo de instrumentos y otras disciplinas artísticas.
Milton admite que tomó unos cursos en una Casa de Cultura de su país, lo que le ayudó a moldear su vena artística, pero subraya que el baile es una especie de don con el que nacen los infantes de Colombia.
“Allá los niños de cinco años ya saben bailar”, expresa.
De frases cortas, el mochilero bailarín anuncia su plan de permanecer en la Angelópolis hasta mediados de año, por lo que en una de esas, hasta los automovilistas más distraídos podrían topárselo en el crucero menos esperado y así deleitarse con su arte.
El verde se pone, los autos continúan con su trayecto, al igual que la vida de sus conductores, pero algo ha cambiado: esbozan una sonrisa. El artista urbano ha cumplido su misión.